miércoles, 16 de febrero de 2011

Tenemos que ser lo que nos merecemos, ni mas ni menos. Cuando el río suena, ilusiones lleva.



Hubo una época en que importaba ser algo importante, no dista de la de hoy. Queríamos ser los mejores, ostentar y poseer lo que nunca nuestros padres pudieron y a poder ser, obtener lo que nos padres no pudieron o supieron darnos. Evidentemente darles a nuestros hijos lo que nunca sus abuelos hubieran soñado.
Que nuestros padres se compraron su primer coche de 4ª mano a los 25, nosotros nos compramos el nuestro a los 20 “ESO SI” de 1ª mano. 2 + 2 = 4 nos sobra 1, para el coche. Eran tiempos de falsa bonanza tras la caída de la precariedad subdesarrollada que hemos tenido hasta hace poco.
Que jugábamos en segunda B y ¡de repente nos vemos en primera!, pues nuestros padres, se sintieron también sorprendidos y gratificados, aunque ellos estaban mas despiertos que nosotros y dieron cuenta que no es posible tamaña hazaña, ya que la ciudad (económicamente hablando) no da para mantener ese nivel.

Nuestros padres y nosotros hemos podido comprobar, que el “Mundo Globalizado” no es una frase de ecologistas. Es una triste realidad, no somos mas que nadie y nadie es mas que nosotros. La ilusión es lo último que se pierde, pero es la realidad la que acaba devorando nuestras ilusiones y vemos que tenemos que ser lo que nos merecemos, NI MAS NI MENOS.

Todo lo anterior lo he tenido que poner como un simple prólogo, ya que que se puede argumentar y extender ampliamente.

Las aguas que rodean a esta vieja onuba, reconvertida por los acontecimientos a la nueva Onuba. Esa nueva onuba que lo que antaño nuestros padres deseaban, ahora lo exigimos para nuestros hijos. Exigimos disfrutar desde nuestra Huelva y sin salir de Huelva, algo sencillo, “disfrutar del Odiel y del Tinto” no exigimos grandes inversiones, sino de grandes mentes y de grandes ilusiones. No es difícil ver como sobre todo los fines de semana, vamos con nuestros hijos a disfrutar del olor a marisma, a salitre, a la mar, a que podamos respirar la tranquilidad y el desasosiego que nos da y nos ha regalado nuestra tierra.

¡Mas quisieran en verdaderas ciudades de primera, con todo tipo de comunicaciones, tener este mar, este estero, esta marisma, estos dos grandes ríos que nos abrazan!.

No necesitamos de ningún gran lobby, ni pensar en una ría de primera. Pensemos un entorno para que disfruten nuestros padres, nuestros hijos y de paso, lo disfrutemos nosotros.

Es eso lo que me transmiten, que seamos unos ciudadanos de primera, segunda o tercera, que somos nosotros los que habitamos la vieja onuba y somos nosotros los que la tenemos que creer. Porque nuestros padres la deseaban y eso es lo que ellos querían para nosotros, que vivamos en una ciudad con bienestar.

Pensemos que tenemos una oportunidad brillante de poder cambiar. De quitar al falso lobby y abrazar a nuestra soñadora.


By Alberto Vavene.

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